Acuerdo Escazú: El hito latinoamericano hacia el desarrollo sostenible

ODS

“En un momento de profundas crisis sociales, de desconfianza política y económica, este acuerdo multilateral llega con esperanzas y como un arma poderosa para prevenir desastres y asegurar que las decisiones se adopten de manera informada, participativa y transparente.”


Este artículo fue publicado por primera vez el 11 de mayo de 2022 en LinkedIn

Por Constanza Velazco

“Dicen que hemos faltado a nuestra cita con la Historia, y hay que reconocer que nosotros llegamos tarde a todas las citas”. Así comenzaba Eduardo Galeano “latinoamericanos”, un texto donde entrega la visión de un continente que por años ha sido víctima y no protagonista de su propia historia. Pero hoy, por primera vez, sus sabias palabras han quedado asincrónicas. 

El continente a servicio de la necesidad ajena ha marcado un hito. Esta vez, fueron los países de América Latina quienes crearon una instancia histórica e inspiradora para la protección ambiental y de los derechos humanos en el mundo. A través del denominado Acuerdo Escazú, que busca dar herramientas para que las personas puedan defender su entorno, y demostrar la voluntad que existe de caminar hacia un nuevo modelo de desarrollo sostenible, que haga frente a la cultura de intereses que domina la región. 

Hasta el año 2021, Latinoamérica registró un total de 165 asesinatos contra las personas defensoras del medio ambiente, según el informe del Global Witness publicado ese mismo año. Posicionándose, al mismo tiempo, como uno de los territorios a nivel mundial con menor cantidad de mecanismos de transparencia y acceso a la información ambiental.  Es por eso que, este acuerdo, es un primer paso para consolidar la institucionalidad ambiental, sustentada en el respeto de tres derechos humanos. 

Ellos disponen que los países de la región que hayan adherido, cuenten con el mismo nivel de protección, garantizando su derecho a la participación pública, la justicia y la información medioambiental. 

Por ejemplo, en Chile, pese a que legalmente se establece que deben existir mecanismos que entreguen información ambiental de conocimiento público, en la práctica se ha demostrado que son insuficientes. Los reiterados casos de intoxicación en el territorio de Quintero y Puchuncaví, exponen la dramática ausencia de un mecanismo no particular que se encargue de entregar información veraz y adecuada para asegurar la protección de los ecosistemas y para que las personas puedan acceder a instancias legales para obtener una adecuada defensa. 

Es así que el resultado de este proceso tan innovador no podría ser más inspirador. En un momento de profundas crisis sociales, de desconfianza política y económica, este acuerdo multilateral llega con esperanzas y como un arma poderosa para prevenir desastres y asegurar que las decisiones se adopten de manera informada, participativa y transparente. 

Los puntos considerados en el acuerdo responden como herramientas para avanzar en la gestión de los problemas globales, garantizando que las alianzas son claves para lograr objetivos, como menciona nuestra hoja de ruta, la Agenda 2030 en su objetivo número 17.

El Acuerdo Escazú es nuestra oportunidad para aprovechar los mecanismos de financiamiento, transferencia tecnológica y de capacidades entre estados latinoamericanos. Este es el momento en que la responsabilidad colectiva de países históricamente saqueados, se ponga en marcha. 

Para demostrar que esta alianza también es logro de la sociedad civil,  a través de la ejemplar y amenazada lucha que dieron organizaciones y personas en sus territorios, les recomiendo el Capítulo de Sebastián Benfeld del Podcast: Conexión Creativa. Un joven estudiante universitario que a través de su historia, nos acerca a la difícil e inspiradora tarea por la lucha del medioambiente. 

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