Cuerpo-Territorio: Las mujeres hacen frente a la devastación ambiental
“En mi territorio, mal denominado “zona de sacrificio”, los hogares y colegios no son tierra segura. El aire fue modificado por las empresas a través de sustancias tóxicas, como agentes mortíferos para la calidad de vida de las comunidades.”
Este artículo fue publicado por primera vez el 25 de mayo de 2022 en LinkedIn
La mayor parte de mi vida viví en Quintero, una “zona de sacrificio”. Esta denominación personalmente, me duele. Considero que reduce el problema medio ambiental a la realidad de unos pocos. Mientras que el hecho de que existan zonas de sacrificio, es un problema que nos compromete a todos.
Frente al trabajo industrializado, como una forma de generar el “mal menor”, se prioriza la producción económica en determinados espacios, sacrificando territorios donde los daños ambientales por la economía son catastróficos.
Estos lugares son las llamadas zonas de sacrificio.
Se ha maquillado con la palabra “desarrollo” la desigualdad y violencia contra la naturaleza y las personas, eludiendo el beneficio descomunal que se llevan unos pocos. Un grupo de personas que incluso, han llegado a modificar lo más importante para el ser humano: el aire.
Frente a esto, las mujeres han tomado un rol activo. Su presencia ya sea como madres, niñas o víctimas de este tipo de transgresiones, han reflejado la preocupación por el futuro. En el sistema en que vivimos, todo se basa en mercancías y relaciones desechables, ¿pero lo son nuestro aire, nuestra familia, nuestro territorio?
Considero que la sociedad ha asumido que las mujeres estamos más vinculadas a la naturaleza por nuestra “capacidad” materna. Sin embargo, decidimos hacernos cargo. Como
el llamado que impulsa el Ecofeminismo, debemos ser líderes de la transición hacia el futuro, superando el dominio y la violencia patriarcal.
Defensoras en palabra y acción 👩🏻
Para ejemplificar, ocuparé el caso particular de Quintero-Puchuncaví. Esta zona de sacrificio es una combinación devastadora: vulnerabilidad ante el avasallador crecimiento industrial, daño de los ecosistemas y el empobrecimiento de las comunidades. Porque la instalación de un cordón industrial que incluye más de 15 empresas de químicos, combustibles y energías, incluso hacen que la distribución del capital con el territorio sea, por decirlo menos, humillante.
“sentirse parte de rincones y lugares de aprendizaje que nos han llenado de conciencia ecológica”
Si bien las mujeres frente a este tipo de vivencias se movilizan por motivos tan esenciales como la defensa de la vida y salud de los más vulnerables, también han logrado desenmascarar la lógica del capital. Somos las mujeres convertidas en cuerpo-territorio quienes defendemos y promovemos la importancia de la vida. Nuestra existencia es simbólicamente esencial para la subsistencia de los ecosistemas y nuestro planeta.
“La vida no se vende, se defiende”, es el lema de “Mujeres en Zona de Sacrificio Quintero-Puchuncaví”. Una agrupación liderada por madres, profesionales y trabajadoras que se unieron para desafiar al complejo industrial y visibilizar que aún hay vida en estos territorios. Muchas mujeres defensoras no son dueñas de las tierras, pero viven un sentido de pertenencia que se explica en ese sentirse parte de rincones y lugares de aprendizaje que nos han llenado de conciencia ecológica.
En mi territorio, mal denominado “zona de sacrificio”, los hogares y colegios no son tierra segura. El aire fue modificado por las empresas a través de sustancias tóxicas, como agentes mortíferos para la calidad de vida de las comunidades. Sin embargo, ninguna industria ha dejado de operar.
La devastación medioambiental se representa en otros conflictos presentes en Chile: la extrema sequía -saqueo- que pone en cuestión los cuidados diarios y personales de las infancias y mujeres, genera violencia contra el género y también, como lo viven las defensoras como “Mujeres en Zona de Sacrificio Quintero-Puchuncaví”.
Enfrentar las amenazas a las defensoras y defensores de los territorios en todo el mundo, es un motivo de resistencia política. Las promotoras por el cuidado de la tierra, son un ejemplo de cuerpo-territorio en palabra y acción.
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