Áreas Marinas Protegidas (AMP) en Chile: Qué son y cómo vamos

ODS

Los desafíos de un maritorio en vías de conservación.

Parque Marino Archipielago de Juan Fernandez

“Sin un enfoque científico y una visión a futuro, las AMP podrían convertirse en zonas de conservación aisladas y vulnerables en un océano de presiones y amenazas.”


Por Ciencia chilensis.

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Chile es un país que se caracteriza mundialmente por su extensa costa, y su amplia superficie marítima; por lo que las actividades en el mar son fundamentales para el desarrollo y crecimiento del país. Si lo vemos desde una mirada económica, el océano nos provee de alimento, energía y posibilidades de conectividad y transporte, entre otros. Desde una perspectiva medioambiental, este juega un papel fundamental en el equilibrio del planeta, ayudando en la absorción del CO2 del ambiente, actuando como un regulador de las condiciones climáticas y siendo hábitat de una gran biodiversidad, permitiendo el crecimiento de un gran número de recursos hidrobiológicos.

En base a la necesidad de proteger dichas áreas y recursos de importancia económica, junto con conservar y proteger estos ecosistemas, es que se crearon las Áreas Marinas Protegidas (AMP), las cuales se definen como espacios geográficos claramente definidos y gestionados, mediante medios legales u otros tipos de medios eficaces para conseguir la conservación a largo plazo de la naturaleza, de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados. Ahora, dentro de la legislación chilena existen cuatro figuras de conservación o AMP: Parques Marinos (PM), Reservas Marinas (RM), Áreas Marinas Costeras Protegidas de Múltiples Usos (AMCP-MU) y los Santuarios de la Naturaleza (SN).

Estas clasificaciones tienen por objetivo identificar los territorios según su importancia y necesidad de conservación. Los PM son los territorios con menor intervención de las personas, donde solo se puede realizar investigación científica con el objetivo de conservar los espacios. Las RM, siguen una lógica similar, sin embargo el objetivo de ellas es mantener la salud de zonas de reproducción y hábitats de especies que son clave en el ecosistema. Un SN es un lugar donde las actividades están relacionadas sólo a la investigación. Por último, una AMCP-MU es la única que tiene menores restricciones, ya que se puede ejercer el comercio, la recreación, y pesca, siempre y cuando no se afecten las especies protegidas.  

El progreso significativo en la creación y gestión de las AMP en nuestro país es un logro que no puede pasarse por alto, sin embargo es importante analizar y reflexionar sobre los desafíos y las deficiencias que aún persisten en este proceso.

A pesar de que el trabajo colaborativo de diferentes sectores ha sido fundamental, es necesario reconocer que no todas las partes interesadas están igualmente comprometidas. En repetidas ocasiones, las organizaciones no gubernamentales y las fundaciones han sido las principales impulsoras de la protección de áreas marinas, pero su capacidad de acción se ve limitada por la falta de recursos y apoyo gubernamental. Esto genera una brecha entre las intenciones y las acciones concretas, lo que puede comprometer la efectividad de las AMP.

Desafíos para la actualidad

Hay que destacar que la creación y gestión de estas áreas no debe ser un objetivo aislado, sino parte de una estrategia integral de conservación marina. Es importante abordar las causas subyacentes de la degradación ambiental, como la pesca ilegal, la contaminación y el cambio climático, a través de políticas públicas sólidas y de largo plazo. Sin un enfoque científico y una visión a futuro, las AMP podrían convertirse en zonas de conservación aisladas y vulnerables en un océano de presiones y amenazas.

Es por lo anterior que la investigación científica desarrollada por los centros y universidades del país se vuelve imprescindible para el levantamiento de información, la cual evidencia los impactos de la intervención humana en los diferentes ecosistemas y su biodiversidad. Sin investigación, la toma de decisiones en la conservación de AMP sería menos fundamentada, por lo tanto, limitada, lo que comprometería la efectividad de los esfuerzos de protección y la preservación de los ecosistemas marinos. 

Archipiélago Juan Fernández

Uno de los casos más emblemáticos de AMP es la creación en el año 2016 del AMCP-MU Archipiélago de Juan Fernández, ubicado a 670 kilómetros de la costa central de Chile. Este conjunto de islas alberga una gran variedad de especies endémicas y es considerado uno de los puntos más biodiversos del mundo. Sumado a esto, es un lugar que se sustenta económicamente del turismo y la extracción de recursos marinos como la langosta, por lo que era imprescindible la protección y la regulación del uso de estas áreas. De hecho la participación activa de quienes trabajan en el mar ha sido esencial en el desarrollo y mantenimiento de esta área, lo que ha permitido un aprovechamiento de los recursos de manera sustentable.

Por otro lado, consideramos que existen desafíos a nivel nacional, los cuales son transversales en todas las figuras de protección declaradas. Como es la tónica en este país, la falta de fiscalización es el primer punto sobre la mesa, ya que la declaración de estas áreas no está acompañada con el aumento en el personal a cargo, lo que se traduce en falta de vigilancia efectiva e incumplimiento de las normas, permitiendo la sobreexplotación de recursos. Es primordial fortalecer los mecanismos de cumplimiento y aumentar la vigilancia para garantizar la protección real de estas áreas.  

Además el hecho de establecer cuatro figuras de protección, puede resultar en un aumento en la burocracia para la fiscalización y mantención de estas áreas, como también en un desaprovechamiento de los esfuerzos en conservación de los ambientes naturales, más aún cuando están administradas por dos instituciones distintas: las PM y las RM son administradas por SERNAPESCA, por otra parte, las AMCP-MU y los SN son administrados por el Ministerio de Medio Ambiente. Es por eso que la creación de un Servicio que se haga cargo de todas las AMP es prioritario para un manejo eficiente. 

En conclusión, si bien se ha  avanzado en asuntos de protección a los océanos en nuestro país, es necesario reconocer las deficiencias y desafíos que aún persisten. La falta de compromiso equitativo de todas las partes interesadas, la participación limitada de las comunidades locales, la implementación deficiente de las figuras de protección y la falta de una estrategia integral de conservación son aspectos críticos que deben abordarse para garantizar la efectividad y el éxito a largo plazo de las AMP. 

Como ciudadanos tenemos la responsabilidad de poner en valor las áreas marinas que tienen potencialidad de ser protegida, así como de exigir la protección de ecosistemas que pueden ser vulnerados por actividades económicas.

Tener en cuenta el poder de nuestro conocimiento respecto a estas áreas y participar de procesos de evaluación es crucial para la creación de nuevas AMP. Por otro lado, el gobierno tiene el deber de garantizar la protección, conservación y gestión de nuestros ecosistemas marinos, promover la investigación científica, tomando medidas concretas para abordar los desafíos presentes y futuros. 

Referencias

  • Foro para la Conservación del Mar Patagónico y Áreas de Influencia (2019). Informe técnico sobre el desarrollo de directrices para la creación y gestión efectiva de Áreas Marinas Protegidas en Chile.

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